*Lic. Joan Fernández Osorio
Llegue el 29 de agosto de 1984 a este hermoso mundo, hace ya 27 años. Durante este viaje de casi tres décadas son muchas las cosas que he vivido y aprendido, muchas veces he vencido y muchas las que me han vencido, casi tantas como las veces que me he levantado. Hasta ahora he cumplido con las metas propuestas, aunque a veces siento que debo aprovechar mas el tiempo si quiero llegar tan lejos como sueño. Mi preparación académica ha sido la prioridad, incluso planteo realizar estudios de doctorado en un futuro no muy lejano.
Fruto de tantas vivencias mías y ajenas que me han confiado, a mis 27 años he desarrollado una conciencia social muy fuerte, la cual ha sido producto de mi crianza en un ambiente donde el servicio social siempre ha jugado un rol primordial. Esa conciencia social me permite ver la pobreza no como termino demográfico que refleja la falta de recursos, sino como la angustia de una madre que no tiene que darle de cenar a sus hijos.
También he aprendido a ver la delincuencia no como un mal social creado por la iniquidad, que impulsa a muchos a no someter al imperio de la ley, sino como el trauma de quien trabaja todo el día y llega a casa a darse cuenta de que le llevaron todas sus pertenencias.
A mis 27, esa conciencia social me deja ver la corrupción no como un método de enriquecimiento rápido e ilícito, sino como la aberración de algunos que le quita a los más necesitados la posibilidad de ser socorridos por un Estado eficiente.
Ahora estoy más convencido que nunca de que la única manera de que este país se desarrolle es educando tanto a jóvenes como adulto. A mi corta edad creo que el país debe ponerse de acuerdo en el rumbo que debe tomar a largo plazo, definiendo el modelo económico que adoptara.
Sé que la política es la forma mas directa y definitiva de influir en la calidad de vida de los ciudadanos, entiendo que debe ser adecentada por quienes tienen ideas claras e intenciones sinceras a favor de las grandes mayorías. Creo firmemente que el mayor reto de mi generación es enmendar en los errores de nuestros predecesores, haciéndonos dignos de la confianza de la gente.
Hoy más que nunca estoy comprometido con un cambio de actitud de la dirigencia de nuestra sociedad, dando siempre el ejemplo de honestidad y trabajo para alcanzar las reformas que tan necesitadamente espera la nación. Soy conciente de que el cambio empieza por uno mismo y se que no puedo exigir a otros lo que no me exijo a mi.
Estoy muy claro en la defensa de la dominicanidad frente a todo aquel que pretenda comprometer nuestra soberanía. Creo que la familia es el centro y núcleo principal de la sociedad, cuyos valores son referente suficientes de una sociedad ordenada y solidaria.
A mis 27 estoy preparado para servir.
Esta es mi opinión.
*El autor de este artículo es abogado.
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